Sandra Gómez trabaja en la productora y distribuidora Interior XIII, en México y Colombia, en donde ha colaborado con cineastas latinoamericanos. Forma parte del equipo CRFIC16 como jurado en la Sección de Industria en dos áreas: la primera, en proyectos en desarrollo que todavía están en papel y próximos a conseguir fondos para empezar la etapa de producción; y la otra parte, en proyectos que ya están filmados y necesitan asesoramiento para la postproducción.
¿Qué tipo de trabajo hacés en Interior XIII?
Nosotros distribuimos películas en México que implica la labor de adquisiciones, de ir a los festivales a sacar películas o de hablar directamente con los productores si son películas más pequeñas, hablar con los agentes de ventas. Además, hay un trabajo de selección y curaduría que vemos de una manera muy editorial, es decir, que cada película del catálogo dialogue con las otras como una misión de Interior XIII. Estrenamos aproximadamente una película al mes en México y ahora también en Colombia. Y por otro lado, producimos, eso es menos constante que la distribución. La última película que produjimos es de hecho de un centroamericano, Julio Hernández con Te prometo Anarquía, que estuvo en este festival el año pasado y que ha viajado por el mundo. Eso ha funcionado como catapulta de la carrera de Julio y que lo ha hecho muy reconocido en México.
Y también producís para Nicolás Pereda que ha sido reconocido en muchos festivales…
Sí, con Nicolás tenemos una larga relación porque hemos distribuido todas sus películas desde el inicio de su filmografía y hemos producido gran parte de la misma, es un cineasta muy prolífico. Con él, el trabajo es muy lindo porque es muy comunitario, de mucha ayuda mutua, de opiniones, muy colaborativo y es un privilegio poder trabajar con él.
El trabajo de él como director es muy experimental en cuanto el proceso de desarrollo y producción…
Sus modelos de producción son muy particulares porque no trabaja con asistente de dirección, no trabaja con tantas personas extras. Para él, el trabajo tiene que ser muy en pequeño, muy en comunidad y colaborativo. Muchos hacemos más de una cosa. Eso con respecto al modelo de producción que es consecuente con el resultado en el producto. Pero además sus contenidos no son narrativos tradicionalmente, juega muchísimo con la historia y con la forma de contarla. Hay unos límites en los que siempre está trabajando en medio.
¿Percibís eso en otras partes de la región o como una tendencia mundial?
Pues, yo creo que sí porque al final son etiquetas. Documental o ficción ¿quién pone esos límites?, pues sí, estamos jugando con eso todo el tiempo. Creo que el cine es un arte de ficcionar la realidad y no hay límites.
¿Sentís que es nuevo, que es parte del nuevo cine?
Yo creo que en la actualidad lo que hacemos es ponerlo un poco más sobre la mesa, pensándolo porque se pusieron muchas de esas etiquetas en otros momentos y ahora no lo vemos tan necesario. El cine está para pensarlo desde muchos ángulos.
¿El modelo de distribución de Interior XIII está dirigido a festivales?
No, a salas. Hay películas que no las llevamos porque luchamos con el VPF, la renta que nos cobran por la sala, que puede ser muy alta y no queremos tener pérdidas. Pero en general tratamos de estrenar en la cartelera comercial, siendo muy cuidadoso con la cantidad de salas, y tenemos un circuito cultural que se ha abierto en el país y que tiene muy buenos números.
Claro, porque hay una gran tradición cinéfila en el país…
Es privilegio poder trabajar en México. A pesar de que nos quejamos muchísimo porque es bien difícil, pues los contenidos que traemos no son para una audiencia masiva y siempre hay que ir poco a poco para llegar al público, el público también responde mucho.
También están trabajando en la publicación editorial ¿Cómo llegaron a eso?
Para mí es súper importante extender la experiencia cinematográfica a otros espacios, reflexionar el cine desde otros espacios y ¿qué mejor área que la editorial que te ayuda a entender las obras de otra manera? y sobre todo de cineastas que son tan difíciles de seguir porque no llegan a Latinoamérica. Vamos poco a poco porque no es tan fácil hacer la publicación, editarla, imprimir y ponerla en tiendas. Cada uno de los libros es un emprendimiento que nos lleva mucho tiempo. Siempre trabajamos muy de la mano con el autor o cineasta del libro. Empezamos con Peter Tscherkassky que es un autor experimental austriaco, lo llevamos a México y dio una clase magistral. Su cine se hace a mano, en su cuarto oscuro, en su sótano. Tiene un modelo lúdico de ver pero muy científica o estructural. Es lo primero que hay en español de este cineasta. Luego hicimos el libro de Matías Piñeiro, que es un cineasta Argentino, hemos seguido desde el inicio su cinematografía, y la hemos distribuído en México. Tuvo muy buena recepción, así que decidimos publicar un libro de su obra. El trabaja con Shakespeare, todas sus películas son basadas en sus obras.